EL REY LEÓN: UNA REFLEXIÓN.
- Alex Juárez
- 22 jul 2019
- 10 Min. de lectura
Actualizado: 22 jul 2019
Recién tuve la oportunidad de ver el re-make del éxito de Disney “El Rey León”, y sin criticar o juzgar el filme desde el punto de vista artístico (para lo cual no estoy calificado) reconozco que esta película después de veinticinco años de su primer entrega, y con ojos "maduros" me dejó varias lecciones y un gran impacto a mi corazón.
Si bien todos creemos que "Hakunna Matata" es el concepto más pegajoso y amigable de toda la película, hay un sinfín de tesoros escondidos no solo en frases, sino en cada personaje y cada suceso que los rodea, y de los cuales podemos aprender no solo a “vivir sin preocuparse” sino a encontrar lo necesario para regresar a casa. Sin más que agregar empecemos:
ZAZU.
Zazu, que para muchos es un personaje un tanto irrelevante, es para mí, un personaje crucial no por el hecho de ser leal a Mufasa, sino que su manera de mostrar lealtad es diferente a lo que muchos creemos que debemos de hacer.
A Zazu no le importa tanto el Reino en si, sino le importa su Rey. La manera de demostrar lealtad hoy en día es atendiendo las “cosas” que le importan a quienes tenemos como líderes o pastores; sin embargo, Mufasa habla todo lo contrario, pues su motivación no es lo mucho o poco que llegue a construir, sino que el “delicado balance del ciclo de la vida” no se rompa, es decir, le importan más las delicadas vidas de quienes le rodean que el generar más y más para una causa, y Zazu reproduce eso a su propia manera.
Zazu con un gran sentido de responsabilidad y sin comprometer su identidad imita y refleja el sentir de su rey, al ocuparse y preocuparse más por el bienestar de los animales que integran el Reino, que por el Reino mismo (recursos). Muchos deberíamos ser como Zazu, responsables del Reino, pero buscando la voz y voluntad del Rey, y siempre parados en nuestra identidad de siervos, pues de nada sirve trabajar para acrecentar los activos, sin saber y conocer realmente el palpitar y sentir del corazón de quien reina.
De todo lo anterior, concluyo que Zazu es el “buen siervo fiel” que muchos necesitamos ser, dispuestos a oír la voz y velar por los intereses legítimos del Rey, no aquellos intereses impuestos por quienes dicen ser cercanos al Rey (Scar) y que anteponen su propia agenda dejando a un lado el latir del corazón del Soberano.
MUFASA.
El Rey del que no se habla mucho, el Padre que tal vez muchos necesitan. No dudo que hubo dos o más personas en la sala que al ver a este imponente león y su interacción con Simba recordaron a su padre; a mí me pasó.
Líder de líderes, valiente, intrépido, vulnerable, que habla y recibe la verdad aunque duela, que afronta los peligros con entereza, pero sobre todo que vela por los intereses de quienes están bajo su protección. Mufasa para mi es la perfecta analogía de la paternidad de Dios.
Recuerdan la escena donde Mufasa le da una lección a Simba? Lo primero que sucede es que el corazón de Mufasa se entristece con la desobediencia de su hijo, y no fue el acto en sí, sino el hecho de que Simba casi muere al entrar al cementerio de elefantes.
“Te iban a matar. Me desobedeciste deliberadamente…” esta es la frase con la que Mufasa disciplina a su hijo, sin gritos, ni rasguños o señal alguna de violencia; una plática corta que hace a Simba reflexionar y que concluye con un padre jugando con su hijo, y con el siguiente diálogo:
“Simba: Papá... somos amigos, ¿no?
Mufasa: Sí.
Simba: Y siempre estaremos juntos, ¿no? (…)
(…) Mufasa: Sí. Así que cuando te sientas solo, recuerda que esos reyes estarán ahí para guiarte... y yo también.”
Un padre que está más preocupado por la integridad de su hijo y la consecuencia de sus acciones, en lugar de sus acciones en sí. No sé a ti, pero a mí me suena a un padre lleno de amor, gracia, justicia y verdad. Un padre que es amigo, pero a la vez es el Rey que guía con sabiduría desde lugares altos donde todo se ve diferente, el León que defiende y el maestro que instruye para que Simba sea mejor cada día; Un padre que como dijo el mismo Simba no le tiene miedo a nada excepto a perdernos, y por tanto no va a dejar que eso suceda.
SCAR.
El antagonista de la historia. El villano, el hermano que quiere reclamar la herencia y que al no obtenerla se siente menospreciado.
Scar es de esos líderes cautivantes con ideas brillantes que aparentemente pueden cambiar el curso de la historia, pero cuidado, el precio puede ser muy alto. Su carencia de físico y actividad la sustituye con su inteligencia, maquinando planes perfectamente diseñados para obtener el trono de su hermano; siempre pensando en él y no en el equilibrio del ciclo de la vida.
Este es de mis personajes favoritos y no es por querer ver el mundo arder (lo cual es de mis deportes favoritos), sino por el hecho de que refleja todo lo que me causa conflicto en una persona que quiere a toda costa ejercer una posición de autoridad.
Scar busca su propio beneficio por encima de todo y de todos, pero al verse solo y sin apoyo, recurre al enemigo para poder impulsarse a un lugar que no le corresponde y es aquí donde acude a las hienas dándoles la falsa promesa de que van a tener todo hasta saciar su hambre, es decir tener más y más. Es el líder que, contrario a Mufasa, recurre al engaño de las masas para poder acrecentar su influencia predicando abundancia a un sector que se siente desplazado del reino, mismos que por necios rechazaron la medida justa de alimento dada por el rey.
Este tremendo personaje cuenta con una gran habilidad para el discurso, con lo cual enamora a la hienas de tal manera que las mismas terminan siguiéndolo casi a ciegas; pero un detalle sobresale, éste felino es parte de la familia real y a la vez un siervo más del reino, y por ello Scar es el vivo ejemplo de todo lo que no debemos ser, alguien carente de toda autoridad, dispuesto a sacrificar todo, incluso a los suyos por ganar todo y cumplir “la visión de lo que quiere que sea su reino".
TIMON Y PUMBA.
Todos necesitamos amigos como este par de come insectos. Timon y Pumba, son ese tipo de personas que todos necesitamos en la vida, te rescatan del desierto, caminan contigo hasta llegar a un lugar cómodo, llenan tu vida de nuevas experiencias, relajados, sin presunción alguna, capaces de sentirse cobijados por ti y tu por ellos, sin prejuicios; esos amigos donde puedes descansar e incluso hacer cosas que solo ellos harían.
Estos dos entrañables personajes hacen da la vida de Simba una vida más fácil y placentera, que aunque no dura para siempre, ponen un cimiento fuerte en el futuro rey para no tomarse tan en serio. Cómo olvidar “Hakunna Matata”?!
“Tal vez necesites nuevas lecciones.” Todos necesitamos desaprender para aprender algo nuevo, el problema es que nuestras estructuras mentales, de las cuales estamos orgullosos, no dejan que esto suceda y desafortunadamente en algún punto de la vida tiene que llegar alguien que haga eso con nosotros, es decir, alguien que nos diga “hakunna matata” y que coma bichos, o dicho de otra forma, alguien que rompa tu comodidad mental. Por ello resulta necesario que tengamos voces diferentes a las que ya acostumbramos, pues tal vez en ellos radica parte del sentido de nuestras vidas. Entre tanto rugido, a veces es bueno escuchar algunas canciones.
Quiero más Timones y Pumbas en mi vida, y creo que tú también.
Al final estos dos amigos encontraron su propósito tomados de la pata de Simba, por ello también quiero ser el Timón o el Pumba de alguien, para poder decirle “sin preocuparse es como hay que vivir”.
SIMBA.
Simba es lo que el eneagrama llamaría como “el triunfador” (hay que subirse al tren), es decir, alguien que busca el reconocimiento para cumplir con sus propias expectativas de dar una imagen de éxito y valía personal.
Irresponsable, pretencioso, presumido, jactancioso y potencialmente peligroso, Simba es una bomba de tiempo andando. Con un hambre de “querer ya ser un rey”, es la analogía perfecta de lo que Lutero alguna vez llamó “ser víctimas de nuestra propia concupiscencia”, tanto que su deseo de ejercer funciones de rey a temprana edad y demostrar que merece serlo, lo lleva a poner en riesgo la vida de Nala, y no solo ello, sino a competir con ella.
Ansioso de aprender todo y conocer todo, Simba se asemeja a lo que hoy en día muchos pretenden alcanzar, “ser alguien en esta vida”. Lo curioso es que este camino lo lleva directo a perder su identidad como consecuencia de perder a su padre, producto de escuchar la voz equivocada del líder que enamora a las masas, Scar.
Simba, después de la trágica pérdida de su padre, es llevado a un punto límite de huir de su herencia y posteriormente a encontrarse con dos amigos que lo llevan a un estado emocional positivo, pero no a una transformación radical. Sin identidad, sin paternidad, carente de amor propio y con un “hakunna matata” como lema, Simba deja su verdadero yo por una imitación del pensamiento de Timon y Pumba, esto es la ruta fácil del positivismo que puede dar la entrada al famoso “tu dale, no pasa nada”.
Simba tiene que pasar del sufrimiento a la supresión de sus problemas, para después encontrarse con una Nala que busca ayuda para salvar a los suyos, y esto significa que Simba tiene que revivir el dolor de haber dejado a su familia para permitir que llegue el cambio, no sin antes ser confrontado por ella pues después de todo Simba “es el futuro rey”, y Nala lo reconoce como tal. Pero no es hasta que Simba es encontrado por Rafiki que todo cambia, y cómo no cambiar con alguien como ese mandril digno de ser llamado pastor, pues es quien le marca el camino a Simba para regresar a su padre, para que ahí le sean revelados su verdadera identidad y propósito.
RAFIKI.
Si quisiera encarnar en un personaje sería Rafiki sin dudarlo, y no necesito dar mucha explicación de esto. Rafiki es por mucho el pastor más sabio que un dibujo animado ha tenido jamás en la vida (sí, me emociono y no me importa).
“Ah, el cambio es bueno.” La conversación que sostiene Rafiki con Simba, es el pastoreo en su máximo esplendor, y es que cuidar de aquellos que has visto nacer, crecer e incluso pensabas que estaban muertos no es sencillo, y este mandril recurre a las técnicas menos sofisticadas para confrontar, confortar, abrazar, instruir y dirigir a nuestro futuro rey al cumplimiento de su llamado; recordemos esta escena:
“Rafiki: ¿Qué fue eso? ¡El clima! ¡Muy peculiar! ¿No crees?
Simba: Si... parece que los vientos cambian.
Rafiki: Ah, el cambio es bueno.
Simba: Si, pero no es fácil. Sé lo que tengo que hacer, pero... si regreso tendré que enfrentarme al pasado... y he estado huyéndole desde hace tanto...
(Rafiki le pega con su bastón)
Simba: ¡Ay! ¿¡Por qué hiciste eso!?
Rafiki: ¡No importa! ¡Está en el pasado! (Ríe)
Simba: Sí, pero me dolió.
Rafiki: Oh, sí, el pasado puede doler. Pero según lo veo puedes o huir de él, o aprender.”
Si esto no es similar a pastorear entonces no sé qué es. Llevar a Simba de la derrota y conformidad al aprendizaje y cambio no es cualquier tarea, pero sin sabiduría es imposible hacerlo. Rafiki como buen sabio, sabe que el pasado duele, y seguro aprendió de él, pero lo más importante es que sumado a “hakunna matata”, Rafiki da en el centro de todo “No importa (hakunna matata) está en el pasado” pero, no huyas. Rafiki trata de pegarle de nuevo, pero Simba hace lo inesperado, esquiva el golpe:
Rafiki: ¡ah! ¿Ves? ¿Y qué es lo que vas a hacer?
Simba: Primero, te quito el bastón (Le quita su bastón y lo arroja lejos)
Rafiki: ¡No, no, no, no. ¡No mi bastón! (Ve que Simba se va) ¡Oye! ¿A dónde vas?
Simba: ¡Voy a regresar!
Rafiki: ¡Eso! ¡Anda! ¡Date prisa! (Ríe locamente)”
Hago un alto aquí para decirte; date prisa, porque no importa dónde has estado, no importa lo que has sufrido, quita lo que tengas que quitar, y como Simba, regresa a casa, date prisa, corre, porque tu Padre que está en los cielos ya preparó de antemano mesa delante de tus enemigos.
El llamado es hacer regresar a los hijos a casa.
Cierro con la lección más importante del Rey León:
“Mufasa: Simba... me has olvidado.
Simba: ¡No! ¡Eso nunca!
Mufasa: Olvidaste quien eres, y así me olvidaste a mí. Ve en tu interior, Simba. Eres más de lo que eres ahora. Toma tu lugar en el ciclo de la vida.
Simba: ¿Cómo puedo regresar? No soy el mismo de antes...
Mufasa: Recuerda quién eres... tú eres mi hijo...
Simba: ¡No! ¡Padre! ¡No me dejes!
Mufasa: Recuérdalo...”
Alguna vez yo me olvidé de mi padre, y no hablo de mi padre terrenal. Alguna vez estuve lejos de mi Padre Celestial, lejos de Dios, y la lección más importante de esta película es que alguien en el cielo pide que regreses porque te has olvidado de Él. En algún punto la avaricia y la codicia puso tu corazón en lo material, o le echaste la culpa a Dios de algo injusto a tus ojos; tal vez la envida te llevó a ver que un Zazu aparentemente era más importante que tú, y tu corazón se endureció como Scar. Tal vez la culpa de la desobediencia te alejó de Dios tanto, que tu vida fue como la de Simba, buscando un reconocimiento constante por creer que lo que haces te da valor, a tal grado que “hakunna matata” se volvió una excusa para vivir la vida como te da la gana.
Al final sabes que alguien desde arriba te llama y te dice “Eres más de lo que eres ahora”, un Dios que la Biblia lo describe como el León de Judá que ve tu corazón y tiene la certeza de que “eres Su hijo”, y no es para menos que escriba acerca de esta película para decirte que desde arriba alguien te está gritando “recuerda quién eres”.
Si como Simba te preguntas “: ¿Cómo puedo regresar?”, porque ya no eres el mismo de antes, con certeza te digo “¡Anda! ¡Date prisa!” regresa a casa, “recuerda quién eres”, “ tú eres Su hijo”, y lo que pasó “¡no importa! ¡está en el pasado!” pues como dijera Timón “el mundo te da la espalda, lo que debes hacer es darle la espalda al mundo”, porque no eres de este mundo!!! Y cuando te sientas solo recuerda que Él “estará ahí para guiarte”.
Jamás olvides quien eres, y jamás te olvides de Dios. Ve en tu interior. Eres más de lo que eres ahora, sacerdocio y linaje escogido, nación santa, hijos e hijas, eso es lo que somos para Dios, toma tu lugar.
ALEX JUÁREZ.

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