RELACIÓN O RELIGIÓN?
- 22 ago 2019
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 29 ago 2019
Una de las frases más usadas hoy en día es esta “el cristianismo no es una religión, es una relación”. Con esta frase se busca decir que el seguir a Cristo no se trata de cumplir con estrictos, complicados y místicos sacramentos, ni de convertirse en un santurrón aislado en un monasterio, sino que se trata de creer y depender en Cristo como salvador de una manera muy personal.
El uso de la frase tiene un poco de cierto: queremos que se sepa que el cristianismo es personal. Es personal en cuanto a la decisión individual de seguir a Cristo, y es personal en cuanto a la forma en la cual nos relacionamos con Dios. Si Martín Lutero pudiera interrumpir este artículo con alguno de sus temas centrales, lo haría aquí, y nos hablaría del sacerdocio de cada cristiano, y de cómo la fe cristiana, en específico en la Biblia, es de naturaleza individual. Pero de la misma forma, esta frase presenta varios inconvenientes. De nuevo, aunque hay un poco de razón en esta frase, hay varios aspectos de la vida cristiana que nos dicen que el cristianismo también es una religión.
“Si Cristo no es todo, no es nada”.
En estos días, bajo la recomendación de mi amigo Jafet, he estado viendo en Netflix el documental “The Family”, basado en el libro del mismo nombre en el cual Jeff Shralet realiza una investigación periodística del poder político del grupo secreto llamado “The Family” o “The Fellowship”, dirigido por la Asociación de Cristianos Fundamentalistas en Estados Unidos, mismo que llevó a la presidencia a Donald Trump.
Una de las frases más recurrentes del discurso de este poderoso grupo es “si Cristo no es todo, no es nada”, así como la comparación de Jesús con líderes como Lenin, Ho Vhi Minh, Bin Laden”, como ejemplos de líderes que cambiaron el mundo a través de la fuerza de sus convicciones y la lealtad a “sus hermanos”, y no solo eso, sino que mucho de lo que hoy hacemos como “iglesia” viene de estrategias y corrientes de cultura y pensamiento que ellos tienen alrededor del mundo. Honestamente que miedo caer en el radicalismo de esta “Familia”. (Háganse un favor y vean el documental)
Volviendo al punto, “si Cristo no es todo, no es nada”, es una frase que en una época donde lo radical es temido, puede resultar contraproducente e incluso ofensiva. Rendirse por completo está en el centro del cristianismo, y en el centro de quién es Dios: nuestro Señor. No es en vano que Jesús es llamado salvador y señor. El pastor y teólogo alemán de mediados del siglo XX, Dietrich Bonhoeffer, escribió:
“Así comienza; la cruz no es el terrible final a lo que sería una feliz vida de temor al Señor, sino que nos encuentra al principio de nuestra comunión con Cristo. Cuando Cristo llama a un hombre, le ofrece a venir y morir… es la misma muerte cada vez — muerte en Cristo Jesús, la muerte del hombre viejo a su llamado”.
Nuestra relación con Cristo no es solo una relación más, es la relación. Es la relación que rige toda otra relación en nuestras vidas. Si nuestra relación con Cristo no refleja su señorío, no es genuina. Es la única en la que el hombre puede venir a la presencia de Dios en confianza, entender quién es, arrepentirse de su pecado, y ser hecho santo, como Dios (1 Pedro. 1:16). Rendir nuestro todo es fundamental.
Sí se trata de una religión
¿Cuándo se volvió la palabra “religión” algo negativo? El gran problema fue que en algún momento la iglesia comenzó a utilizar religión como un peyorativo para hablar de todo lo que se relaciona a esas “tristes y moribundas iglesias legalistas” (no estoy de acuerdo con ese término peyorativo) que según han acuñado un evangelio de obras, no uno de gracia y verdad, lo cual no en todos los casos es cierto. El mundo también utiliza “religión” para hablar de todo con lo que están en desacuerdo. Durante la Edad Media, el monasticismo usaba la palabra religare para referirse a lo que un monje hacía como prueba de su piedad: la obediencia.
Pero “religión”, del latin religio, habla de devoción, de aferrarse, de dependencia; y eso es exactamente lo que el cristianismo representa. Varias versiones de la Biblia traducen la palabra griega threskeía (devoción) como “religión” en Santiago 1:27, que dice:
“La religión pura y sin mancha delante de nuestro Dios y Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo”
(Reina Valera 1960, Biblia de Las Américas, Nueva Versión Internacional).
Por tanto, hay una manera correcta de entender la palabra “religión”.
No nos engañemos, la verdad es que somos religiosos, aunque religiosamente digamos que no lo somos. Todos somos religiosos: aferrados, devotos, y dependientes. Algunos con el fútbol, algunos con la política, algunos con su pareja, algunos con la iglesia; aunque percibimos que nuestros corazones solo pueden ser satisfechos en Él (Juan. 6:35; Salmos 16:11; 107:9). Más que eso, la Biblia nos llama a ser religiosos (en el entendimiento bíblico de la palabra): devotos al Señor, aferrados al Señor, dependientes del Señor.
La relación es la religión
No es ni una ni otra exclusivamente, sino las dos. Nuestra relación personal con Dios es el medio que Él ha designado para unirnos más a sí mismo. En Él tenemos libertad y acceso directo a Dios, con confianza por medio de la fe (Efesios 3:12). Y es en esa misma confianza personal, como la que le tiene un hijo a un padre, que podemos acercarnos al trono de Dios para recibir misericordia, gracia, y ayuda (Hebreos 4:16). Y solo a través de esa relación personal con Cristo podemos entrar al trono de la gracia, pero no solo entrar, sino entrar con toda confianza al lugar santísimo (Hechos 10:19).
Sí, la base de nuestra fe es nuestra relación personal con el Dios (Padre, Hijo y Espíritu). Pero esa relación tiene sus normas; nuestra relación con Dios debe reflejar no solo su trascendencia (Dios está en todo el universo), sino también su inmanencia (Dios está con nosotros). Decir: “tengo una relación, no una religión”, es dar a entender que Dios es una relación solamente, que Dios es como cualquier otro amigo. Dios es nuestro amigo, sí, pero es más que eso, Dios es nuestro Padre.
Si usamos la palabra religión con un verdadero entendimiento bíblico, en referencia a una devoción completa hacia Dios, nos daremos cuenta que el cristianismo es la única religión verdadera, ya que en Cristo podemos conocer a Dios.
El problema de la frase en cuestión es que cuando el cristianismo no es una religión, deja de ser la relación exclusiva que debe ser. Él no es solo tu amigo y tu padre: Él es el rey del universo, el guerrero poderoso, quien merece no solo tu cariño y agradecimiento, sino tu reverencia, asombro, y humillación. El cristianismo no es una religión más; es la única verdadera religión.
-ALEX JUÁREZ-

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